La mayordomía no se limita únicamente a nuestras finanzas, sino que abarca cada aspecto de nuestras vidas: nuestros talentos, tiempo, relaciones y más. En este artículo, exploraremos la importancia de la mayordomía cristiana y cómo podemos aplicarla en nuestra vida diaria.
I. Reconociendo a Dios como el Dueño Supremo:
En el corazón de la mayordomía cristiana se encuentra la comprensión de que Dios es el dueño supremo de todas las cosas. Él es el Creador y Sustentador de todo el universo, incluyéndonos a nosotros mismos. Al reconocer su soberanía, humildemente aceptamos nuestra posición como administradores de lo que Él nos ha confiado.